lunes, 14 de enero de 2019

INVESTIGACIÓN SOBRE UN PLATO TÍPICO DE COMIDA DE LA GASTRONOMÍA ESPAÑOLA

COCIDO


Se cree que el cocido tiene origen prehistórico, ya que utilizaban vasijas de cerámica o metal llenas de agua puesta al fuego con el fin de ablandar la carne y otros productos.
El primer cocido con todos los ingredientes lo hicieron los judíos, un plato que ellos llaman adafina. Los judíos preparaban cada viernes sus adafinas para celebrar al día siguiente el Sabath.

Ingredientes para cuatro personas:
- 300g de garbanzos.
- 300g de morcillo.
- 1 muslo de pollo.
- 200g de chorizo.
- 1 morcilla de cebolla.
- 150g de tocino.
- 80g de jamón.
- 1 hueso de jamón. 
- 2 zanahorias.
- 1/2 repollo.
- 2 patatas.
- 3 dientes de ajo.
- 1800-2000g de agua.
- Aceite de oliva
- Sal.
- Perejil.

Resultado de imagen de fotos del cocido

El cocido se suele comer en invierno.
Es típico en muchas regiones de España, como el cocido madrileño, cocido maragato, cocido extremeño, pote asturiano, cocido andaluz.

domingo, 6 de mayo de 2018

URUEÑA

                               URUEÑA

Lo que más me gustó de Urueña fue el museo de Luis Delgado, porque había algunos instrumentos que me llamaron mucho la atención, ya que nunca los había visto, me gustó mucho escuchar su peculiar sonido que no concordaba con apariencia.
También me gustó conocer de donde procedían esos instrumentos.
Me gustó aprender que se puede hacer un instrumento con todo lo que te rodea y que llegue a sonar bien.
 











RONDÓ

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domingo, 4 de marzo de 2018

CUENTO DEL ALZHEIMER

El tío Jero

En realidad es el tío de mi madre, el hermano mayor de mi abuelo. Toda la vida se han dedicado a trabajar la tierra juntos.
Cuando a mis padres les tocaba trabajar, yo siempre me quedaba encasa de mi abuelo. Mi abuelo y yo íbamos a verle todas las mañanas y siempre les ayudaba a limpiar el tractor por dentro y por fuera, siempre les preguntaba si me dejaban apretar los tornillos y las tuercas del tractor porque era lo que más me apasionaba y ellos sí que me dejaban.
Los tres juntos íbamos al taller por las herramientas, no era un lugar muy grande ni muy colorido pero bastaba para guardar las cuatro herramientas que nos hacían falta.
Cuando terminábamos, la mujer de mi tío, Isabel, siempre nos decía que entráramos a tomar una pasta y un café.
Un día fui con ellos a arar sus tierras ya que nunca había ido y me moría de curiosidad por verlo. Yo estaba en el coche observando cómo lo hacían. De repente vino mi tío y me dijo que montara con ellos. Cuando estaba en el tractor me dijo mi tío que condujera, pero yo no quería porque pensaba que nos íbamos a estrellar contra un pino.
Cuando llegaron mis padres de trabajar yo estaba muy contento y les conté todo lo que habíamos hecho juntos ese día.
La semana siguiente volví a visitar a mi tío. Al llegar, Isabel me ofreció unas pastas y un zumo, allí me senté en la mesa camilla del comedor con ella y le pregunté dónde estaba el tío Jero. Me dijo que reparando el tractor. Entonces, terminé mi merienda y fui corriendo a verle para echarle una mano.
Cuando llegué al taller allí estaba con sus manos llenas de grasa haciendo lo que más le gustaba: limpiar su tractor. Le pregunté cuándo iban a plantar su nuevo viñedo y me dijo que faltaban dos días para plantar diez hectáreas, que tenían al lado de la ribera cuando en realidad quedaban diez días, como me había comentado la semana anterior.
Cuando plantaron el nuevo viñedo les ayudé a poner palos y conejeras a las cepas, pero yo observaba a mi tío y los estaba poniendo mal.
Al llegar a casa se lo comenté al abuelo y me dijo que al tío le ocurrían cosas raras, le pregunté qué cosas raras le pasaban y me respondió que se le olvidaban las cosas.
Mi abuelo me pidió que le ayudara a olvidar las cosas más lentamente y le prometí que le ayudaría en todo lo que pudiera.
Dos días después yo fui a visitar a mi tío, y le pregunté si recordaba cuándo jugábamos al fútbol. También le pregunté cosas de cuando era pequeño y jugaba con sus hermanos, pero él no se acordaba mucho, se me hizo tarde y me quedé allí a dormir con ellos.
Al día siguiente cuando nos despertamos, fuimos a la nueva viña para regar las cepas. Al terminar, me llevó a otro majuelo que tenía cerca de allí. Me enseñó un racimo de uvas y me dijo que me comiera unas uvas, estaban amargas y puse una cara muy extraña y él se empezó a reír de mí, me puse muy contento de verlo así, hacía mucho tiempo que no le veía tan feliz.
Todos los días por la tarde, él salía con el tractor a ver sus fincas. Al anochecer él regresaba a casa, mi tía Isabel siempre le esperaba para cenar juntos.
Uno de esos días él no acababa de llegar a casa y era muy tarde. Mi tía, nerviosa, llamó a mi abuelo para saber si estaba con él, mi abuelo le dijo que no. Se comunicó a toda la familia que no aparecía y toda la familia salió a buscarle por sus tierras y por el río ya que la viña de la ribera está próxima al río, pero allí no estaba.
El nerviosismo iba aumentando con el paso del tiempo. De repente, a las tres de la mañana, llama la guardia civil para preguntarles que si conocían a un señor llamado Jerónimo. Ellos les dijeron que sí.
La guardia les comentaron que Jerónimo se encontraba en Ávila con el tractor. Se había hecho de noche y no sabía encontrar el camino de vuelta a su casa hasta que paró a preguntar.
Ellos les comentaron a mis pades que se hiciera una revisión porque no sabía como había llegado hasta allí.
A la semana siguiente, ya todos más calmados, le llevaron al médico, y los médicos le diagnosticaron alzheimer.
Por la tarde cuando llegaron y me lo hicieron saber, les pregunté qué era eso del alzheimer y ellos me dijeron que era una enfermedad que hacía olvidar las cosas poco a poco y no tenía cura. Yo me puse muy triste: quién me iba a contar ahora como arreglar el tractor o cuidar sus tierras.
Sigo yendo con mi abuelo a visitarle, en el tractor ya no se monta, y nos vamos a tomar un mosto con él al bar de la plaza.